*** Jerez de la Frontera: cuna de talento, pero con muchas piedras en el camino ***
A lo largo de los años, Jerez ha sido tierra de cantera, de grandes jugadores formados en casa. El ejemplo más reciente: el joven equipo Amigos del Baloncesto.
No es casualidad que tres jugadores hayan llegado a la Liga ACB saliendo de Jerez, ni que tantos otros formasen parte de clubes de toda la provincia.
Unibasket jugaba en LEB Bronce y Plata con muchos jugadores jerezanos, mientras que Caja Jerez lo hacía en 2ª Div. Nacional con todos sus jugadores nacidos en nuestra ciudad.
Jerez no es un pueblo más: con más de 210.000 habitantes y una población joven considerable, tiene una base inmejorable para generar talento.
Pero… ¿qué ha fallado?
❌ La división entre clubes.
❌ Las envidias personales.
❌ El poco apoyo institucional.
❌ El dominio absoluto del fútbol, con recursos y publicidad casi exclusiva.
Todo esto ha impedido que el baloncesto jerezano florezca como debería.
Y mientras tanto, el baloncesto se ha convertido en un negocio a todos los niveles. Incluso clubes amateurs se comportan como si fueran ACB, priorizando fichajes extranjeros sobre el trabajo con la cantera.
Porque ganar vende. Porque justificar ayudas públicas con grandes gastos queda muy bien.
El baloncesto ya no es un juego. Ahora es negocio. Y el talento local... olvidado.
A veces, tristemente, no sabemos valorar lo que tenemos.
Pero… ¿qué ha fallado?
❌ La división entre clubes.
❌ Las envidias personales.
❌ El poco apoyo institucional.
❌ El dominio absoluto del fútbol, con recursos y publicidad casi exclusiva.
Todo esto ha impedido que el baloncesto jerezano florezca como debería.
Y mientras tanto, el baloncesto se ha convertido en un negocio a todos los niveles. Incluso clubes amateurs se comportan como si fueran ACB, priorizando fichajes extranjeros sobre el trabajo con la cantera.
Porque ganar vende. Porque justificar ayudas públicas con grandes gastos queda muy bien.
El baloncesto ya no es un juego. Ahora es negocio. Y el talento local... olvidado.
A veces, tristemente, no sabemos valorar lo que tenemos.
Predicando en el Desierto
Miguel A Soto
