*** Manifiesto: Devolvamos el Sol y el Aire al Baloncesto ***
Pienso que el baloncesto debería dar jóvenes más sanos a la sociedad, con más espírito de sacrificio, más creativos e incluso con más alegría de vivir y esto no se consigue encerrados en "jaulas", sin la aportación continua del sol, la calle, el deporte al aire libre y la alegría por vivir.

📜 Manifiesto: Devolvamos el Sol y el Aire al Baloncesto
Cuando empecé como entrenador de baloncesto, allá por los años 75, los jóvenes eran distintos. Más altos, más fuertes, más resistentes. Entrenaban y jugaban al aire libre: con calor, con frío, con lluvia o viento. El sol les daba en la piel, respiraban aire puro, corrían y saltaban en pistas descubiertas. Equipos de Cadetes y Juvenil del Juventud-Mundo Nuevo en los años 1975/76
Hoy, en cambio, muchos jóvenes crecen encerrados: en pisos, en aulas, en pabellones cubiertos, mirando pantallas durante horas y alimentándose de comida llena de azúcar, sal y aditivos.
Hemos sustituido la calle y la naturaleza por “jaulas” modernas y confortables. Y, sin darnos cuenta, estamos formando enfermos para el negocio de la medicina y la farmacia.
Hemos sustituido la calle y la naturaleza por “jaulas” modernas y confortables. Y, sin darnos cuenta, estamos formando enfermos para el negocio de la medicina y la farmacia.
Niños y adolescentes con déficit de vitamina D, con sobrepeso, con mitocondrias dormidas, sin espíritu de sacrificio, sin alegría de vivir.
El deporte, y especialmente el baloncesto, debería ser una vía para devolverles la salud, la creatividad y la energía.
Debería sacarles del encierro, volver a ponerles bajo el sol, a respirar aire fresco, a moverse con libertad. No basta con entrenar una hora al día entre cuatro paredes. No basta con uniformes, rutinas y normas si olvidamos lo más esencial: el contacto con la vida real.
El baloncesto debe ser una escuela de salud integral, no una fábrica de lesiones, frustración o enfermedades crónicas. Entrenar bajo la lluvia forja carácter. Jugar bajo el sol fortalece el cuerpo.

El deporte, y especialmente el baloncesto, debería ser una vía para devolverles la salud, la creatividad y la energía.
Debería sacarles del encierro, volver a ponerles bajo el sol, a respirar aire fresco, a moverse con libertad. No basta con entrenar una hora al día entre cuatro paredes. No basta con uniformes, rutinas y normas si olvidamos lo más esencial: el contacto con la vida real.
El baloncesto debe ser una escuela de salud integral, no una fábrica de lesiones, frustración o enfermedades crónicas. Entrenar bajo la lluvia forja carácter. Jugar bajo el sol fortalece el cuerpo.
Respirar aire limpio oxigena el cerebro. Vivir más tiempo en la calle que frente a una pantalla hace jóvenes más alegres, más creativos y más humanos.
Hago un llamado a entrenadores, clubes, familias y responsables deportivos:
Hago un llamado a entrenadores, clubes, familias y responsables deportivos:
Devolvamos a nuestros jóvenes la oportunidad de ser sanos, fuertes y libres. Abramos puertas, salgamos a las pistas descubiertas, recuperemos la calle y los parques. Alimentemos bien, eduquemos mejor. Formemos personas con ganas de vivir, no clientes de por vida para la industria médica.
El baloncesto no puede ser solo técnica, táctica y resultados. Tiene que ser sol, aire, esfuerzo y vida.
Si olvidamos eso, estamos perdiendo mucho más que partidos: estamos perdiendo generaciones enteras.
Predicando en el Desierto
El baloncesto no puede ser solo técnica, táctica y resultados. Tiene que ser sol, aire, esfuerzo y vida.
Si olvidamos eso, estamos perdiendo mucho más que partidos: estamos perdiendo generaciones enteras.
Predicando en el Desierto
Miguel A Soto
