*** Cantera de baloncesto: cuando ganar partidos vale más que no destrozar jugadores ***
En demasiados clubes de baloncesto amateur la cantera no es un espacio de formación. Es un campo de explotación. Ni más ni menos.
Si un chico mide más que los demás, corre más o domina antes por puro desarrollo físico, el club lo detecta rápido… y lo exprime hasta que deja de servir. No se forma un jugador: se consume un recurso.
El baloncesto reducido a abuso físico
El mensaje que se transmite es brutalmente simple: “Dámela y choca”, “juega cerca del aro”, “tú decides”.
No se enseña a jugar al baloncesto. Se enseña a ganar partidos infantiles abusando del cuerpo.
¿Consecuencias?
El chico juega todo, siempre.
Juega en dos o tres equipos del mismo club.
Acumula partidos sin descanso ni control.
Nadie piensa en rodillas, tobillos ni espalda.
Nadie piensa en su futuro, solo en el marcador del domingo.
El cuerpo aguanta… hasta que no aguanta.
Posiciones forzadas, aprendizaje nulo
Da igual si ese jugador debería aprender a botar, pasar o leer el juego.
Si mide 1,85 con 14 años, es pívot.
Si anota fácil, tira todo.
Si gana partidos, no se le toca nada.
Así se fabrican jugadores que:
No saben jugar sin balón.
No entienden el spacing.
No leen una ayuda defensiva.
No saben qué hacer cuando no son superiores físicamente.
Pero eso no importa. Hoy se gana.
Padres felices, jugadores engañados
Los padres aplauden. Creen que su hijo es especial porque juega 40 minutos. No saben —o no quieren saber— que no lo están cuidando, lo están usando.
Les venden la ilusión de la “estrella de cantera” mientras le quitan: descanso, formación, y, muchas veces, la motivación por el deporte.
Cuando llegan las lesiones o el estancamiento, el club ya tiene otro chico grande al que subir.
Los padres aplauden. Creen que su hijo es especial porque juega 40 minutos. No saben —o no quieren saber— que no lo están cuidando, lo están usando.
Les venden la ilusión de la “estrella de cantera” mientras le quitan: descanso, formación, y, muchas veces, la motivación por el deporte.
Cuando llegan las lesiones o el estancamiento, el club ya tiene otro chico grande al que subir.
El golpe de realidad: senior
El día que estos jugadores llegan a categoría senior ocurre el desastre.
El día que estos jugadores llegan a categoría senior ocurre el desastre.
De repente:
Ya no son los más grandes.
Ya no reciben todas las bolas.
Ya no ganan solos.
Y se caen.
No porque sean malos.
No porque sean egoístas.
Sino porque nunca aprendieron a jugar de verdad.
El sistema los infló… y luego los abandonó.
Entrenadores mediocres con mentalidad de élite
El gran problema tiene nombre: entrenadores que prefieren ganar que formar. Técnicos sin proyecto, sin ética y sin visión que usan la cantera para justificar su ego y su currículum.
Copian el baloncesto profesional sin entenderlo y aplican sus vicios en niños. Ganan ligas que no significan nada y pierden jugadores para siempre.
Eso no es incompetencia.
Eso es irresponsabilidad.
El gran problema tiene nombre: entrenadores que prefieren ganar que formar. Técnicos sin proyecto, sin ética y sin visión que usan la cantera para justificar su ego y su currículum.
Copian el baloncesto profesional sin entenderlo y aplican sus vicios en niños. Ganan ligas que no significan nada y pierden jugadores para siempre.
Eso no es incompetencia.
Eso es irresponsabilidad.
La verdad incómoda
En baloncesto de formación:
Ganar pronto suele significar perder talento.
Exprimir al fuerte es traicionar al jugador.
El éxito inmediato es el enemigo del desarrollo.
Mientras sigamos premiando a clubes y entrenadores por resultados en edades donde no importan, seguiremos fabricando cadáveres deportivos antes de los 20.
El marcador miente.
La cantera no debería hacerlo.
Responsabilidad directa: ¿quién tiene la culpa?
Clubes:
En baloncesto de formación:
Ganar pronto suele significar perder talento.
Exprimir al fuerte es traicionar al jugador.
El éxito inmediato es el enemigo del desarrollo.
Mientras sigamos premiando a clubes y entrenadores por resultados en edades donde no importan, seguiremos fabricando cadáveres deportivos antes de los 20.
El marcador miente.
La cantera no debería hacerlo.
Responsabilidad directa: ¿quién tiene la culpa?
Clubes:
Son los principales culpables de este ciclo. Prefieren el éxito inmediato que formar a jugadores que puedan ser competitivos en un futuro real.
Recurren a los chicos que brillan físicamente sin importarles que se quemen, que pierdan su amor por el deporte o que terminen siendo descartados por no haber aprendido lo esencial.
Los clubes deben priorizar la formación sobre el resultado. Si los equipos no tienen paciencia, se debe exigir que sean responsables de las consecuencias a largo plazo.
Pero más allá de eso, muchos clubes ni siquiera seleccionan a los jugadores adecuados para formar equipos que realmente tengan potencial. No importa si un chico tiene talento, si paga sus cuotas, es hijo de un directivo o simplemente cae bien, jugará. Eso destruye cualquier oportunidad de que los equipos se formen de manera cohesiva y real, con jugadores que de verdad puedan crecer juntos a lo largo de los años.
Entrenadores:
Entrenadores:
Muchos entrenadores actúan como si la cantera fuera un reflejo del baloncesto profesional. Su obsesion con resultados inmediatos y no con la evolución del jugador. Estos técnicos no son guías, son mercaderes del talento ajeno.
El baloncesto es mucho más que ganar títulos sub-18. Es enseñar fundamentos, juego en equipo, toma de decisiones, ética y trabajo. Los entrenadores que se olvidan de eso son cómplices del fracaso.
Además, un mal entrenador no solo no sabe formar, sino que fragmenta el equipo y lo divide cada temporada, lo que dificulta aún más el desarrollo real. Si los chicos no juegan juntos durante años, nunca desarrollarán esa química ni esa comprensión del juego que se necesita para llegar lejos.
Padres:
Padres:
No basta con apoyar a nuestros hijos, hay que entender qué los estamos apoyando. Los padres deben ser conscientes de que lo que ven no siempre es lo que es mejor para el futuro de sus hijos. No se puede confundir protagonismo con progreso. Es necesario informarse y exigir a los clubes y entrenadores que no solo busquen victorias, sino también el desarrollo integral del jugador.
No son “futuros Michael Jordans”, son niños. Los padres deben ser responsables de no alimentar la máquina que los consume. En vez de buscar que su hijo sea el más destacado de la temporada, deberían estar preguntándose si está aprendiendo, si está jugando en su posición ideal, si está mejorando día a día.
En resumen:
En resumen:
La cantera no debe ser un circo de resultados. Los entrenadores y los clubes tienen que dejar de ver a los jugadores como fichas para ganar partidos. Los padres, por su parte, deben dejar de alimentar la ilusión de que su hijo es una estrella cuando, en realidad, está siendo explotado.
El baloncesto es un proceso, no un atajo. Si no se cambia la mentalidad, no solo perderemos partidos, perderemos generaciones enteras de jugadores.
El baloncesto es un proceso, no un atajo. Si no se cambia la mentalidad, no solo perderemos partidos, perderemos generaciones enteras de jugadores.
Predicando en el Desierto
Miguel A Soto





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