*** Deporte y Sociedad: ¿Por Qué Necesitamos Jugar Para Ser Humanos Completos?" ***
1. El contexto actual del deporte amateur en España
La presión económica, las expectativas y la falta de estabilidad laboral juegan un papel crucial en la decisión de muchos jugadores jóvenes de dejar el baloncesto o no seguir apostando por su carrera deportiva. En España, especialmente fuera de la élite (como en categorías inferiores o competiciones más locales), muchos jugadores no pueden hacer del deporte su profesión. Los contratos son escasos, mal remunerados o simplemente inexistentes, y el costo de vida sigue aumentando.
2. Factores que explican este “desinterés” por seguir jugando
El peso de los estudios y el futuro profesional
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Muchos jóvenes con gran talento en el baloncesto (o en otros deportes) se enfrentan a una realidad económica y laboral que les obliga a pensar en su futuro fuera de la cancha. A menudo, los estudios o el trabajo tienen que priorizarse. En una sociedad donde conseguir estabilidad económica se ha vuelto más complicado, los estudios y las carreras profesionales se convierten en una salida más segura que seguir apostando por un sueño deportivo, que no siempre tiene garantía de éxito.
El desgaste de no ver una salida profesional clara
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El baloncesto amateur en España, como en muchos otros países, está lleno de jugadores talentosos que no logran dar el salto a ligas profesionales. Aunque muchos equipos de la ACB (la liga profesional) y de Ligas FEB tienen academias y ligas de desarrollo, no todos los jugadores logran pasar ese filtro, por lo que se sienten frustrados.
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Es común que a partir de los 20 años, los jugadores se encuentren en un punto de inflexión: seguir jugando de manera amateur, con la posibilidad de seguir entrenando y jugando en ligas menores, o tomar decisiones más realistas sobre su futuro. Cuando ven que el deporte no puede darles una carrera profesional (sobre todo si no cuentan con el respaldo de una cantera fuerte o no tienen el talento de una futura estrella), empiezan a aburrirse de la rutina de entrenamientos y partidos, y optan por seguir otros caminos más sostenibles.
El mercado laboral está tomando la delantera
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En algunos casos, el baloncesto se convierte en un pasatiempo secundario. El tiempo para entrenar y competir es limitado, y los trabajos a tiempo parcial o incluso completos son cada vez más comunes para los jóvenes que, con 20 años, deben ser económicamente independientes.
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Además, el futuro profesional ahora está mucho más marcado por una necesidad de tener un título universitario o una formación técnica específica para acceder a empleos con un salario decente y estabilidad. En ese contexto, muchos optan por “colgar las botas” porque sienten que el baloncesto no les ofrece una salida real.
No es que esté "mal" de forma absoluta, pero ciertamente el sistema deportivo en España (y en muchos países de Europa) tiene varias limitaciones que afectan a los deportistas jóvenes, especialmente en disciplinas no tan mediáticas como el baloncesto:
La falta de recursos en el deporte de base
El baloncesto en España sigue siendo un deporte popular y con tradición, pero muchas veces la falta de inversión pública y privada hace que los recursos sean limitados. Esto significa que los jugadores no pueden acceder a las mejores infraestructuras, entrenadores de calidad o una visibilidad profesional real.
El contraste entre el deporte profesional y el amateur
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Si un jugador local no tiene el respaldo de una buena academia o no destaca lo suficiente para ser fichado por un equipo ACB o un club de nivel, sus perspectivas de futuro en el deporte se reducen considerablemente.
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La gran desigualdad entre los equipos profesionales y los amateurs deja a muchos jóvenes con mucho talento pero sin oportunidades claras.
La falta de oportunidades de proyección en el baloncesto
En la cantera de clubes importantes como el Real Madrid o el FC Barcelona, por ejemplo, se filtran los mejores. Si no formas parte de esos círculos de alto nivel, la salida profesional puede ser muy limitada, por lo que muchos jugadores de calidad deciden centrarse en estudios o buscar un futuro más seguro.
4. ¿Qué se podría hacer?
Para que muchos de estos jóvenes no “abandonen” el baloncesto, es fundamental crear alternativas y mejorar la infraestructura y los recursos del baloncesto amateur. Algunas soluciones podrían ser:
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Mayor inversión en formación: clubes, federaciones y patrocinadores deberían trabajar más en ofrecer becas deportivas, formación integral para jugadores jóvenes y más programas de desarrollo.
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Mejorar la visibilidad de las ligas menores: Hacer que el baloncesto amateur sea más visible en los medios de comunicación, incluso en plataformas de streaming o redes sociales, puede dar más motivación a los jugadores que están a punto de dejarlo.
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Modelos profesionales alternativos: Es posible que algunos jugadores encuentren en el baloncesto en otros países o en ligas menores (sin ser necesariamente la ACB) una oportunidad de seguir jugando y obtener algún tipo de compensación económica.
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Apoyo psicológico: Muchos jóvenes no entienden el cambio de mentalidad que se da al llegar a la adultez. Necesitan apoyo no solo en términos de entrenamiento físico, sino también emocional y psicológico para entender que el deporte puede ser una parte importante de sus vidas, pero no tiene que ser su único objetivo.
5. Reflexión final
No es que esté "mal" en términos absolutos, pero es comprensible que muchos jugadores decidan abandonar la alta competición a los 20 años. Los nuevos desafíos socioeconómicos, la falta de oportunidades profesionales claras y las presiones externas que enfrentan los jóvenes hoy en día hacen que muchas veces el baloncesto se quede en un sueño frustrado.
Lo bueno es que muchos de estos jugadores pueden seguir ligados al baloncesto de otras maneras: como entrenadores, en ligas de desarrollo o como aficionados. El deporte siempre puede ser parte de la vida, aunque no sea la carrera principal.

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