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*** “Soy bueno, porque los demás son muy malos”: una realidad incómoda ***

Basta de medias verdades: el baloncesto formativo español es un circo disfrazado de cantera de élite. La frase “Soy bueno, porque los demás son muy malos” no es una exageración: es la cruda verdad que nadie quiere decir en voz alta.

Aquí, demasiados “talentos” brillan solo porque el entorno es mediocre. Las canteras premian la comodidad, la cuota y la complacencia antes que el esfuerzo, la talla y la agresividad. La defensa es un adorno, la exigencia física una anécdota y la competencia un trámite. Y así, un chaval con un mínimo de coordinación o unos centímetros de más se convierte en “proyecto de estrella”… mientras el resto parece de plástico.

El marketing hace el resto: videos, fotos, titulares, medallas en torneos mediocres. Todo para alimentar la ilusión de que España está produciendo talento de élite. Pero cuando estos jugadores salen de su burbuja, se enfrentan a franceses, serbios o estadounidenses, y la mentira explota. Los “grandes talentos” se desinflan y España se queda atrás.

El problema no es casual: es estructural. Los clubes seleccionan por bolsillo, no por calidad; se protege al mediocre y se limita al sobresaliente; se inflan los nombres para vender humo y mantener cuotas. Así no hay élite que valga. Así solo se fabrican jugadores de cartón.

España necesita reclutamiento serio, filtros rigurosos, exigencia física real y competencia auténtica. Hasta que no lo haga, seguiremos viendo el mismo espectáculo: mediocres alabados, promesas ficticias y una élite que se queda en sueños. La frase seguirá siendo dolorosamente cierta: 

“Soy bueno, porque los demás son muy malos.”


Predicando en el Desierto
Miguel A Soto