*** Andalucía, la tierra de nuestro baloncesto, no pinta nada: agricultura/turismo igual a pobreza ***
1. Época andalusí y tras la Reconquista
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Durante Al-Ándalus (711–1492), el sur de la península era efectivamente más próspero y urbanizado que el norte, con agricultura intensiva, comercio, manufacturas y cultura.
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El norte era más rural y menos poblado, con economías de subsistencia y ganadería (ovejas, vacas, caballos), aunque la Mesta (creada en 1273) convirtió la trashumancia ovina en una fuente importante de ingresos para la Corona de Castilla, sobre todo con la exportación de lana merina.
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Tras la conquista cristiana de Andalucía, muchas tierras se repartieron en grandes latifundios a nobles, militares y órdenes religiosas. Esto marcó un modelo de propiedad muy desigual que sigue influyendo hoy.
2. Siglos XVIII–XIX: desplazamiento económico
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A partir de finales del XVIII y sobre todo en el XIX, la revolución industrial se concentró en el País Vasco y Cataluña, donde había:
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Más capital privado acumulado.
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Mayor proximidad a Europa para exportar e importar maquinaria.
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Disponibilidad de carbón (en el norte) y puertos industriales.
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Una tradición comercial fuerte (Cataluña en textiles, País Vasco en siderurgia y naval).
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Andalucía, en cambio, no desarrolló una gran industria propia; su economía siguió centrada en agricultura y minería, sectores controlados a menudo por capital foráneo.
3. Siglo XX y franquismo
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Tras la Guerra Civil, el régimen de Franco efectivamente aplicó una política económica muy centralizada.
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Cataluña y País Vasco, a pesar de la represión política y cultural, siguieron siendo polos industriales, porque el Estado necesitaba su capacidad productiva.
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El desarrollo económico de los 50-70 (“milagro español”) se concentró en áreas industriales del norte y noreste, mientras que gran parte de Andalucía siguió como zona proveedora de mano de obra barata (migración masiva a Madrid, Cataluña, País Vasco y Europa).
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Más que un “mimo” político, fue una priorización de las zonas con tejido industrial ya consolidado para acelerar la autarquía y después la apertura económica.
4. Autonomías y percepción de trato desigual
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Tras 1978, Cataluña y País Vasco obtuvieron estatutos con competencias amplias y, en el caso vasco y navarro, un régimen fiscal propio (Concierto y Convenio económico), herencia de acuerdos históricos previos.
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Esto se ha percibido en otras regiones como un trato privilegiado, especialmente en comunidades con menos recursos fiscales propios, como Andalucía.
Siglos VIII–XV (Al-Ándalus y Reconquista)
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711–1492 → Andalucía, bajo dominio musulmán, es el centro económico más avanzado de la península: agricultura de regadío, comercio mediterráneo, ciudades como Córdoba o Sevilla con gran riqueza.
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Siglo XIII → En el norte cristiano, la ganadería ovina (Mesta) se convierte en la base de exportaciones hacia Flandes e Italia. Andalucía, tras ser conquistada, pasa a un modelo de latifundios controlados por nobles y órdenes militares.
Siglos XVI–XVIII (Imperio y declive)
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Siglo XVI → Sevilla es el puerto exclusivo del comercio con América, pero gran parte de las ganancias terminan en manos de la Corona o comerciantes foráneos.
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Siglo XVII–XVIII → Crisis económica en España; el comercio colonial se liberaliza y Cádiz sustituye a Sevilla, pero el sur no desarrolla industria potente.
Siglo XIX (Industrialización desigual)
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1800–1900 → Industrialización se concentra en Cataluña (textil) y País Vasco (siderurgia y naval).
Factores:-
Proximidad a Europa y a mercados.
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Disponibilidad de carbón y puertos industriales.
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Capital acumulado por comercio marítimo y banca.
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Andalucía mantiene agricultura y minería (cobre en Huelva, plomo en Linares), pero con capital extranjero y poca reinversión local.
1939–1975 (Franquismo y centralización)
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Tras la Guerra Civil, el franquismo prioriza la autarquía y luego el desarrollo industrial en zonas ya industrializadas (Barcelona, Bilbao, Madrid).
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Cataluña y País Vasco, pese a represión política, son esenciales para la producción industrial y reciben más inversión estatal.
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Andalucía queda como región agraria, exportadora de mano de obra (migraciones masivas a Madrid, Cataluña, País Vasco y Europa).
1978–hoy (Autonomías y desequilibrio persistente)
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1978 → Constitución y Estado de las Autonomías.
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Cataluña y País Vasco obtienen más competencias y, en el caso vasco-navarro, un sistema fiscal propio (Concierto y Convenio económico).
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Andalucía avanza en turismo, agricultura intensiva e infraestructuras, pero sigue teniendo:
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PIB per cápita inferior a la media nacional.
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Alto desempleo estructural.
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Dependencia de sectores estacionales y poco valor añadido.
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Parte de la desigualdad actual es herencia de siglos de modelo económico concentrado y de políticas que favorecieron los polos industriales del norte.
Qué se ve de un vistazo
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Andalucía: 23.218 € de PIB per cápita (2023), muy por debajo de la media nacional (30.968 €), y 14,9% de paro (2025T2) frente al 10,3% nacional. Instituto Nacional de Estadística MITES
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Comunidades más altas en PIB pc: Madrid (42.198 €), País Vasco (39.547 €), Navarra (37.088 €), Cataluña (35.325 €). Instituto Nacional de Estadística
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Paro más bajo: Cantabria y País Vasco (7,1%), Baleares (7,4%), Aragón (7,6%), Madrid (7,7%). En el extremo, Extremadura 15,5%, Andalucía 14,9%, Ceuta 23,7%, Melilla 25,9%. MITES
Esto ilustra bien lo que comentábamos: abundancia de recursos ≠ altos niveles de renta o empleo. El diferencial se explica por estructura productiva, valor añadido retenido, y composición sectorial (más industria/servicios avanzados en norte/centro vs. agricultura/turismo en sur).