*** La explotación de niños: miles de niños trabajando para el negocio ***
Entiendo el paralelismo que planteas: no es que jugar al baloncesto en el Barça sea lo mismo que la explotación brutal y peligrosa de las minas de cobalto del Congo, pero sí existe un punto en común en la idea de que un menor está aportando valor a un sistema económico antes de ser plenamente consciente o capaz de decidir libremente.
En el deporte de élite, cuando se sube a un niño de 13 o 14 años a un escaparate como el primer equipo, se activa una maquinaria de intereses:
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Económicos: su imagen genera expectación, publicidad y potencial mercado.
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De control: el club “asegura” su talento antes de que otros lo capten.
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Mediáticos: el relato del “niño prodigio” vende y posiciona al club.
La diferencia es que aquí, al menos en teoría, hay:
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Un entorno de protección (familia, tutores, entrenadores).
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Actividad no peligrosa físicamente en el sentido extremo de una mina, pero sí con riesgos para el desarrollo físico y mental.
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Posibilidad de formación paralela y trayectoria personal.
El riesgo real en el deporte no es tanto la “explotación física” como la explotación emocional y comercial: usar la historia del menor para beneficio de adultos y estructuras sin garantizar que él tendrá control sobre su carrera, salud y bienestar futuro.
La explotación del menor sigue siendo el fondo del asunto, al parecer cuando hay negocio por medio todo se intenta justificar.