El Valencia Basket decidió actuar tras la debacle vivida el jueves en la Euroliga con una durísima derrota ante el Asvel Villeurbanne. La sonora pitada al equipo y al entrenador hizo mella en los dirigentes de la entidad taronja y este viernes por la mañana comunicaron a Alex Mumbrú el despido.
El entrenador barcelonés llevaba año y medio al frente del banquillo valenciano y es un técnico más que sale despedido, sin terminar su contrato o sin oferta de renovación, algo que viene pasando con todos los ocupantes del banquillo en los últimos 22 años con más de una docena de ocupantes en el cargo.
En el Valencia había una temporada más expectativas muy altas y se truncaron con las habituales lesiones de cada año, que obligaron a fichar en los pasados meses a Jovic y Anderson, luego a Pangos -un absoluto fiasco- y esta misma semana, a Kaba. Pero no se han solucionado las graves carencias en el tiro exterior y en el triple, origen de tantas derrotas dolorosas.
Los entrenadores no tenemos una "varita mágica" para ganar los encuentros, depende mucho de las lesiones de sus jugadores, el rendimiento de los protagonistas de este juego, si quieren echarte te pueden "hacer la cama" o del nivel que haya alcanzado el rival de turno, etc., son muchas las circunstancias por las que se pierden o se ganan los encuentros en baloncesto.
No podemos tener a los entrenadores como "chivos expiatorios" como pasa en el fútbol, donde se trata de cambiar la dinámica del equipo, ya que la decisión de despedir a un entrenador antes de que termine la temporada de liga suele ser una medida drástica y puede generar controversia entre los seguidores, los jugadores y la comunidad deportiva en general.
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