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LA GENTE NO ENTIENDE.



La respuesta más común a una guerra nuclear es algo parecido a "Bueno, si hay una guerra nuclear será culpa de Putin", como si la "culpa" de quién sea nos importase mientras vemos cómo se acaba el mundo, junto con los comentarios "Bueno, entonces Rusia no debería haber invadido" y "Bueno, entonces Rusia debería dejar de amenazar con usar armas nucleares".

La gente realmente no parece entender que, en caso de una guerra nuclear a gran escala, será realmente el fin de todos. 

No entienden que no habrá expertos discutiendo sobre el armagedón nuclear en la TV, discutiendo sobre de quién fue la culpa y qué partido político es el culpable. No entienden que no habrá tribunales de crímenes de guerra en las cenizas radiactivas mientras la biosfera muere de hambre en el invierno nuclear. No entienden que una vez que las armas nucleares empiecen a volar, no importarán en absoluto el hecho que nadie debía o no debía hacerlo, no tendría ninguna importancia, ni tampoco tus opiniones políticas sobre Putin. Todo lo que importará es que sucedió, y que no se puede volver atrás.




En el baloncesto de aficionados, un negocio más como otro cualquiera, la gente no entiende que las federaciones, con sus puestos de trabajo en toda regla, su brazo derecho, el Colegio de Árbitros, donde cobran los colegiados, al igual que los entrenadores/monitores y algunos jugadores de los clubes importantes, ayuden a clubes que gastan dinero en el baloncesto, o cuentan con sponsors importantes, pues beneficia indudablemente a las mismas federaciones.

Las "figuras de cartón" cuando empiezan, no entienden que no pueden vivir del baloncesto, pues a lo sumo a lo mejor llegan a EBA o LEB Plata, donde con sueldos de 300 o 600 euros mensuales, no se pueden independizar y vivir dignamente, tienen que seguir viviendo de sus padres, cuando a lo mejor han desaprovechado sus mejores años de estudio, o hubiese conseguido un puesto de trabajo.

La realidad es que la sociedad del entretenimiento, la manipulación de los medios convencionales y la formación de "productos" para la sociedad de consumo en centros escolares, nos dejan sin entender bien las cosas, cuando deberíamos ser responsables de nuestras propias acciones y decisiones.