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LOS JUGADORES JÓVENES DE ANTES Y HOY DIA.

 

Ser mejor que los demás, puede llegar a generar tensión, ansiedad y miedo a fallar.     

Hoy la gran mayoría de los jugadores jóvenes, suelen jugar con miedos, con poca agresividad, son egoístas en general, muestran su complejo de inferioridad, quieren ser mejores que los demás, necesitan continuamente de estímulos, aprobación y sentirse superiores, aceptan mal las críticas y las "broncas" de sus entrenadores, sin embargo, suelen ser inteligentes, pero poco listos.

Antes era fácil ver a los jugadores pelearse entre ellos, y no digamos frente a sus adversarios en los encuentros, algunos árbitros tenían que correr y no pasaba nada, eran adultos antes de tiempo, estaban familiarizados con el juego de la calle desde muy pequeños, eran más listos y agresivos.





Hoy, apenas se puede regañar a los jugadores, no se dan cuenta qué, cuando un entrenador regaña al jugador, les echa broncas o les dice lo que no debería hacer o hacer en el juego, es porque se preocupa del mismo, quiere que este lo haga mejor, sea mejor jugador y gane los encuentros.

Esto debería ser aceptado fácilmente por el jugador, ya que los entrenadores lo hacemos por su bien, sin embargo, al estar acostumbrados a la vida fácil de casa, los mimos continuos de los padres y la vida placentera en los colegios, se sienten humillados y heridos en su amor propio.

Un partido de competición, es una guerra a pequeña escala, por lo cual se precisa de soldados valientes, disciplinados, con coraje y amor propio, dispuestos a sacrificarse por ellos y por los demás.

No hay que copiar a los profesionales o semi-profesionales, ellos juegan por dinero, algunos ni tan siquiera les afectan las derrotas, solo sus estadísticas personales en el juego, al igual que a los propios clubes, si no vales para sus intereses, te cambia por otro, sea de la nacionalidad o pueblo que sea.

La pena de todo, es que solo se valora el "dios Dinero", si pago en un gimnasio o club, no falto, si me prometen pagarme, allí estoy yo, cueste lo que cueste, hoy incluso las guerras se hacen contratando a ejércitos de mercenarios, tanto por parte de gobiernos como por empresas privadas.