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Victor Wembanyama lo quiere todo.

 

Victor Wembanyama lo quiere todo. El prodigio francés, que será elegido como número 1 del draft de la NBA y jugará en los Spurs, dijo recientemente que su objetivo era ganar un anillo cuanto antes. San Antonio ha sido uno de los peores equipos esta temporada y primero tendrá que reflotar la franquicia.

Ahora, el pívot francés de 2,19 metros y 19 años, también ha asegurado que uno de sus retos es ganar la medalla de oro en los Juegos de 2024, que se celebrarán precisamente en París: "No podría haber una ocasión más perfecta para ganar mi primer título con la selección francesa. Mi objetivo es vencer al equipo de Estados Unidos en la final".

Hijo de Élodie, exjugadora y exentrenadora de baloncesto, y de Félix, descendiente de congoleños y antiguo atleta de salto de altura, salto de longitud y triple salto, el pequeño Victor Wembanyama nació un 4 de enero de 2004 en Le Chesnay, en el distrito de Versailles, junto a su hermana Eve, actual jugadora del LDLC ASVEL femenino. Una familia más que relacionada con el deporte de la canasta, ya que sus abuelos Michel y Marie Christine también fueron jugadores décadas antes. En este municipio, el pequeño Victor alternaba el judo con los guantes de portero antes de entrar, a los 7 años, en el Entente Le Chesnay Versailles.

“El primer día que entró por la puerta, ya nos dimos cuenta de que no era un jugador más. Con 9 años, Victor ya medía 1’90 y se movía con el balón con gran coordinación y fluidez”. Son palabras de Philippe Da Silva, técnico asistente de Pascal Donnadieu en el primer equipo y una de las personas con mayor responsabilidad dentro de la estructura técnica de la cantera. “Quisimos que, desde el primer día, él y su familia tuvieran la sensación de que formaban parte de la gran familia de Nanterre”. Y es que Victor era un “chico muy delgado con un potencial gigantesco” pero, por encima de todo, “un elemento tremendamente especial”.

Es imposible entender al Wembanyama jugador sin referenciar a Magic Johnson, su gran ídolo. La gran sonrisa de los años 80 y 90 en la NBA se refleja constantemente en un Victor que “es feliz en todo momento, disfruta jugando y nunca deja de sonreír, aunque esté concentrado y motivado. 

Él quería ser un base como su ídolo Magic y desarrolló un talento especial que nunca frenamos, trabajando mucho su lanzamiento y toda su habilidad individual como si de un base se tratara, con mucho control de balón, tiro y capacidad de pase”.

El joven Victor se convirtió, lógicamente, en el gran tesoro del club. Un tesoro, sin embargo, que había que mimar y cuidar en todos los aspectos. “Él aquí tenía un plan específico diario, tanto a nivel físico como nutricional, con cinco comidas al día, y disponía, además, de una habitación propia en la escuela con una cama para que pudiera descansar si lo necesitaba”. Vincent Dziagwa, el preparador físico del club, preparó también una rutina diaria de ejercicios, tanto en el pabellón como en casa, que Victor debía cumplir. “Él tenía que grabarse con el móvil en casa haciendo todos los ejercicios que Vincent le había mandado, ya que formaba parte de un plan muy específico a nivel físico para intentar adaptar su cuerpo de la mejor forma al juego”.

A nivel competitivo, Wembanyama siempre compitió contra chicos mayores que él. “Victor ingresó con 9 años al club y entró directamente al U11 y esa es una tendencia que repetimos hasta llegar a jugar con 16 años en el Espoirs, el equipo filial, ante chicos que tenían entre 3 y 5 años más que él, antes de debutar en la Eurocup con esa misma edad. Todo el mundo vio que era un jugador distinto a los demás, con una madurez e inteligencia increíble que le permitían adaptarse constantemente a poder jugar con chicos de mayor edad que la suya”.

Su antiguo entrenador Pascal Donnadieu, que recuerda con cariño la primera vez que Victor apareció en un entrenamiento del primer equipo. “Era muy joven, tenía como 15 años. Su madre estaba un poco preocupada por los choques porque era muy delgado. Al principio fue algo complicado poder adaptarle para entrenar con profesionales, pero ya en la segunda mitad de esa temporada, incluso tomamos la decisión de hacerle ya jugar con nosotros. Tiene una fuerza mental y humana por encima de los demás y su facultad para adaptarse, sea cual sea el contexto, es su mayor virtud. Nosotros empezamos a entrenarle como un jugador más, pero rápidamente entendimos que, a pesar de su estatura, debía ser un jugador que participara en el exterior”.

Él siempre ha sido un chico brillante en los estudios e incluso le pusimos un profesor particular para que no bajara su rendimiento académico. Hemos hecho todo lo posible para que se desarrollara en la mayor serenidad. Él nunca pensó que iba a ir a la NBA o iba a ser número 1 del Draft. Él solo quería ser Victor y jugar a baloncesto”.

Con tan solo 19 años y sin haber debutado aún en la NBA, Victor Wembanyama se prepara para convertirse en Wemby, el extraterrestre que puede cambiar el baloncesto.






NOTA: 

1.- En nuestro baloncesto de cantera, hubiésemos hecho todo lo contrario, con 9 años y 1,90 de altura, lo hubiésemos puesto de pivot para ganar los partidos.

2.- No hubiese aprendido como base nunca, y tampoco lo hubiésemos puesto a jugar con mayores a los de su edad, hubiésemos preferido que jugara antes que nada con los equipos de cantera.

3.- Aquí no hubiese tenido cinco comidas diarias, y nadie le hubiese puesto ejercicios físicos personalizados para hacerlos en casa, con controles constantes.

4.- No hubiese jugado como exterior con esa talla y tampoco le hubiésemos ayudado en los estudios.

5.- Tampoco se le hubiese tratado como un chico especial, lo hubiésemos puesto a entrenar con el resto de los chavales, sin tan siquiera importarnos si valen para el baloncesto.

Simplemente, tenemos lo que nos merecemos.