*** Las Selecciones Nacionales no deberían estar para la promoción de jugadores: representa a millones ***


Las Selecciones Nacionales que representan a un país a nivel internacional como el Eurobasket25 por ejemplo, no deberían servir para la promoción de jóvenes "figuras" y jugadores NBA, sino para defender dignamente a su país, y por lo tanto, ahí deberían estar siempre los mejores.

1. El mérito deportivo debe ser el criterio principal

Es razonable esperar que una selección nacional convoque a los mejores jugadores disponibles, sin importar si juegan en la NBA, en Europa o en una liga local. Si se prioriza la promoción de jóvenes talentos sobre el rendimiento actual y la experiencia, se corre el riesgo de desvirtuar la competitividad del equipo.

Competir al máximo nivel internacional requiere jugadores contrastados, con rendimiento probado en clubes de élite.

Incluir a jugadores jóvenes que aún no han demostrado nivel suficiente puede verse como una apuesta arriesgada o una jugada de marketing.

2. El riesgo de los “enchufes” y la promoción

Cuando se detecta que hay jugadores seleccionados más por su proyección futura, por sus representantes o por estar en el radar NBA que por méritos deportivos reales, la afición percibe una injusticia.

Esto puede minar el espíritu de equipo y frustrar a jugadores que rinden mejor en sus clubes pero no son convocados.

También se transmite un mensaje equivocado: que estar en el entorno adecuado vale más que el rendimiento.

3. La selección representa a un país, no a una cantera

Defender los colores nacionales no debería verse como una plataforma para promocionar carreras individuales, sino como un privilegio reservado para quienes han demostrado estar al nivel más alto.

Si un jugador joven destaca en la ACB, Euroliga o en ligas fuertes, y está entre los mejores del país, entonces debe ser convocado, claro. Pero no “para que coja experiencia”.

La selección no debería ser una extensión de un programa de formación.

4. Equilibrio ideal: juventud + méritos + experiencia

Esto no quiere decir que nunca deban ir jóvenes. Pero el criterio clave debe ser estar entre los mejores en su posición, sin importar la edad.

Si un joven como Luka Dončić o Ricky Rubio (cuando debutaron) estaba claramente listo para el más alto nivel, entonces no hay debate.

El problema está cuando se prioriza el potencial futuro sobre el rendimiento actual.



La selección debe representar al país con dignidad y competitividad, no ser un escaparate o un trampolín individual.

La camiseta nacional se gana por mérito, no por expectativas futuras.

Cuando un jugador se pone la camiseta de su país, representa mucho más que su nombre.

Representa a millones. Representa historia, sacrificio, identidad.

Y eso no se debe regalar a quien “podría llegar a ser bueno”, sino a quien HOY está listo para competir y dejarlo todo.

La selección es honor. No una pasantía.