*** EUROPA NO ESTÁ EN VENTA: LA EUROLIGA PODRÍA ACABAR DESMANTELADA ***

 
Decía el otro día el Presidente de la FIBA Europa que, para 2027 la NBA/Europa estará aquí SI o si, en perjuicio de la Euroliga, nuestra cultura, nuestra historia, nuestra soberanía, nuestro futuro, como si todo lo justificara el dinero. Europa no debería empobrecerse aún más en beneficio de países extranjeros como los EE.UU., una cosa es que te vendan la burra y otra comprarla sin más.

Europa no está en venta: historia, soberanía y futuro frente al capital global

Vivimos tiempos en los que todo parece estar en venta: los recursos, los modelos sociales, la cultura… incluso el alma de Europa. En nombre del progreso y la rentabilidad, estamos asistiendo a una cesión preocupante de autonomía en áreas clave, mientras los beneficios se desvían —cada vez más— hacia fuera del continente. La pregunta es: ¿estamos dispuestos a seguir aceptándolo?



¿Empobrecer Europa para enriquecer a otros?

Lo que parecía impensable hace unos años ahora es evidente: la economía europea está perdiendo terreno. Desde la crisis energética hasta la fuga de industrias hacia Estados Unidos, el viejo continente parece estar jugando un papel secundario en su propio futuro.

La guerra en Ucrania, por ejemplo, ha obligado a muchos países europeos a dejar de comprar gas ruso y, en su lugar, importar gas estadounidense a precios más altos. Al mismo tiempo, gigantes industriales están mudando sus operaciones a EE.UU., atraídos por subsidios y políticas fiscales más agresivas, como la Inflation Reduction Act. ¿Resultado? Europa paga más, produce menos y pierde influencia.

Deporte global, identidad en juego

Y no es solo la economía. Hasta en el deporte se libra esta batalla silenciosa. La NBA, con su indudable potencia mediática y financiera, está poniendo un pie firme en Europa: partidos internacionales, academias de élite, productos audiovisuales y, quién sabe, tal vez pronto una NBA Europa.



¿Y la Euroliga? ¿Ese torneo que ha reunido durante décadas a los mejores equipos del continente, con una cultura y una pasión propias? Puede acabar arrinconada, absorbida o desmantelada. Y todo en nombre del “espectáculo”.

Pero el deporte en Europa no es solo entretenimiento. Es identidad, comunidad, cantera. No todo debe ser formato Netflix con luces y fuegos artificiales. Hay algo valioso en los pabellones llenos de historia, en los clubes que forman jugadores desde niños, en las rivalidades con raíces profundas.

No todo es dinero. O al menos, no debería serlo.

El problema no es que existan ofertas globales. Es que las aceptemos sin hacer preguntas. Que vendamos nuestro modelo por un puñado de dólares envueltos en marketing. Que dejemos que otros definan nuestras prioridades sin pensar en las consecuencias.

Europa tiene historia. Tiene una cultura rica, una estructura social que —aunque imperfecta— ha sido ejemplo en muchos sentidos. Si empezamos a tomar decisiones solo con la calculadora, puede que el balance financiero cierre… pero el precio será la pérdida de soberanía, identidad y futuro.

¿Qué futuro queremos?

Lo fácil es seguir el camino marcado. Lo difícil —pero necesario— es replantearnos hacia dónde vamos y por qué. Necesitamos una Europa más consciente de sí misma, más firme a la hora de defender sus intereses y más ambiciosa en la construcción de un modelo propio.

Porque una cosa es que te vendan la burra… y otra muy distinta es comprarla sin preguntar.