*** La preparación física específica y progresiva de niños/jóvenes: importante en el baloncesto de calidad ***


Hoy los chavales apenas hacen deporte en los centros escolares, tampoco juegan en las calles, así cuando se inscriben en un equipo de baloncesto, sus articulaciones no están aún formadas y si entrenan fuerte se rompen en poco tiempo y, ya sabemos que, sin entrenar fuerte, practicar a diario los fundamentos individuales, tener minutos en pista..... apenas se avanza en el baloncesto de calidad.

Algunos van a los gimnasios pero les sirve de bien poco, no cuentan con entrenadores físicos que los preparen para jugar al baloncesto, por lo que hacen repeticiones constantes de ejercicios que piensan son buenos, los cuales en vez de hacerlos mejorar para este deporte lo predisponen a lesiones en el futuro.   

El baloncesto, como cualquier deporte de impacto, exige una preparación física específica y progresiva.

 

Niños y jóvenes sin base motriz suficiente, con poco juego libre, entrando en clubes donde la exigencia física no está bien planificada— genera justamente esa mezcla de frustración, lesiones y estancamiento en el desarrollo.

Algunas líneas de acción que podrían ayudar:

1. Recuperar la formación motriz general

  • Antes de especializarse, los chavales necesitan correr, saltar, trepar, lanzar, jugar a muchos deportes. Esto construye la coordinación, la fuerza básica y la movilidad articular.

  • Los clubes y colegios deberían introducir sesiones de psicomotricidad y multideporte en edades tempranas, en lugar de centrarse solo en baloncesto.

2. Preparación física específica y progresiva

  • Un preparador físico con conocimientos de baloncesto debería guiar el trabajo: movilidad, fuerza del core, propiocepción, técnica de carrera y salto.

  • La fuerza no se limita a levantar pesas: circuitos funcionales, gomas, pliometría ligera y control corporal son claves.

3. Educación en la cultura del esfuerzo inteligente

  • No se trata de entrenar más, sino de entrenar mejor. Entrenar fundamentos individuales cada día, sí, pero con intensidad dosificada y buena técnica.


Los minutos en pista importan, pero deben acompañarse de preparación invisible: descanso, alimentación, prevención de lesiones.

4. Formar a los entrenadores de base

  • Muchos clubes amateurs trabajan con buena voluntad pero sin formación suficiente. Sería necesario impulsar cursos obligatorios de preparación física aplicada al baloncesto en categorías inferiores.


5. Implicar a las familias y a la comunidad

  • Incentivar que los niños vuelvan a jugar en la calle, en parques y canchas libres, aunque sea de manera informal. Eso desarrolla habilidades que el entrenamiento estructurado nunca dará del todo.


En resumen: mientras haya esa “mediocridad” estructural, lo más práctico es buscar un club o entrenador que entienda la preparación integral (no solo baloncesto, sino desarrollo atlético completo), y complementar el entrenamiento con hábitos básicos: moverse más fuera del gimnasio, practicar otros deportes, cuidar la técnica antes que las cargas.






Predicando en el Desierto
Miguel A Soto