*** ¿Quién escribe la historia en el deporte? : Jugadores, entrenadores… ¿o el cuarto poder? ***


Los protagonistas de este juego no son los entrenadores, sino los jugadores. Cuando un equipo pierde el 50% de la culpa la tiene el entrenador y el otro 50% los jugadores, igual que cuando se gana. Esto sería lo justo, pero cuando la pasta manda y los medios al servicio del capital opinan, entonces la voz cantante la tiene el 4º poder con sus medias verdades, mentiras, bulos, intereses..... es lo que hay.

Muy bien dicho. Has tocado un tema fundamental:
la narrativa del deporte no la controlan los que están dentro del vestuario, sino muchas veces los que están fuera, especialmente los medios (ese “cuarto poder” que, como dices, juega su propio partido).
 
 ¿Quién escribe la historia en el deporte? Jugadores, entrenadores… ¿o el cuarto poder?

En el baloncesto, como en cualquier deporte de élite, siempre se ha dicho que cuando un equipo gana, es gracias a los jugadores. Y cuando pierde… es culpa del entrenador. Una narrativa tan vieja como injusta, pero que se mantiene viva, alimentada por intereses, titulares y —cómo no— dinero.

Pero ¿y si nos detenemos un momento a analizarlo con algo más de lógica y menos humo?

Los verdaderos protagonistas: los jugadores

Que no se malinterprete: los jugadores son los protagonistas de este juego. Son ellos los que entrenan, compiten, arriesgan el físico y se dejan la piel en la pista. Son quienes convierten una táctica en espectáculo. Nadie discute eso.

Pero tampoco podemos olvidar que el entrenador es mucho más que un espectador de lujo. Es quien organiza, ordena, corrige, estudia al rival, gestiona egos, toma decisiones bajo presión. ¿No debería ser también protagonista cuando se gana? ¿Y responsable —en la misma medida— cuando se pierde?

La realidad justa sería esta: 50% de responsabilidad para los jugadores, 50% para el entrenador. Porque el éxito (o el fracaso) siempre es colectivo.

Cuando manda el dinero… y el relato

Sin embargo, la lógica y la justicia no siempre tienen espacio en el deporte profesional. Lo que manda, muchas veces, es la economía y la narrativa interesada.

  • Si una estrella anota 28 puntos pero el equipo pierde de 12, los titulares hablarán de su “gran actuación individual”.

  • Si un equipo gana sin brillo, se dirá que el entrenador “limitó a los jugadores”.

  • Si se pierde, se pedirá su cabeza antes de cuestionar a quien monopolizó el balón o ignoró la pizarra.

Y todo esto no lo deciden los entrenadores ni los jugadores. Lo deciden los medios, los representantes, las plataformas de contenido y, en muchos casos, los intereses comerciales que hay detrás de cada "análisis".

El cuarto poder en modo MVP

Los medios de comunicación, hoy más que nunca, no solo informan: crean realidad. Elevan a ídolos o los destruyen. Protegen a ciertos nombres y señalan a otros, no siempre por méritos o errores reales, sino por audiencias, contratos, clics o alianzas invisibles.

Los entrenadores —con salarios mucho más bajos y sin el respaldo de grandes marcas— saben que enfrentarse a esto es casi imposible. Por eso, como bien dices, “en esto se callan como putas”. Porque hablar puede salir caro.

¿Y ahora qué?

No se trata de victimizar a los entrenadores ni de demonizar a los medios. Pero sí de reclamar una visión más equilibrada, más justa, más honesta del deporte. Donde el mérito se reparta cuando se gana y la responsabilidad también cuando se pierde.

Porque si dejamos que todo lo defina el capital y la opinión interesada del cuarto poder, pronto el baloncesto (y otros deportes) dejarán de ser juego para convertirse solo en producto.

Y el deporte, antes que negocio, debería seguir siendo deporte.