*** DRAZEN: La vida de Drazen Petrovic (2024) ***
Drazen Petrovic, legendaria estrella del Real Madrid de baloncesto, la NBA y la selección croata, trágicamente fallecido en accidente de tráfico cuando se encontraba en el mejor momento de su carrera.
Dražen Petrović no fue solo un jugador: fue una llamarada.
Un cometa que cruzó el baloncesto europeo y la NBA dejando una estela que aún hoy ilumina canchas y recuerdos.
En Madrid no jugó: ardió.
En Madrid no jugó: ardió.
Cada punto suyo parecía un desafío al mundo, una declaración de que el talento, cuando se mezcla con obsesión, puede romper cualquier frontera. Llegó como un prodigio balcánico y se convirtió en un héroe blanco, un hechicero que convertía cada tiro en una especie de verdad inevitable.
En la NBA, donde algunos dudaban si Europa podía dar estrellas, él se volvió leyenda precisamente por negarse a ser un extranjero más.
Dražen jugaba como quien escribe un poema a toda velocidad, sin margen para tachaduras.
Un verso vivo.
Un golpe de sangre.
Un latido adelantado a su tiempo.
Sus ojos tenían esa mezcla de furia y belleza que sólo acompaña a los que saben que cada segundo cuenta.
Un golpe de sangre.
Un latido adelantado a su tiempo.
Sus ojos tenían esa mezcla de furia y belleza que sólo acompaña a los que saben que cada segundo cuenta.
Quizá por eso su carrera, tan intensa, tan brillante, tan corta, se siente hoy como un destello eterno: breve, sí, pero imposible de olvidar.
Dražen Petrović no murió en 1993.
Solo cambió de cancha.
Desde entonces juega en la memoria del baloncesto, donde nadie puede detenerlo, donde sus triples siguen cayendo limpios, donde sus pasos no hacen ruido —pero lo mueven todo.
El baloncesto tuvo muchos genios, pero poetas verdaderos, muy pocos.
El baloncesto tuvo muchos genios, pero poetas verdaderos, muy pocos.
Dražen fue uno de ellos.





