*** España no tiene una NCAA, y ese es el verdadero problema ***
En los últimos días, Chus Mateo comentó que prefiere que los jóvenes españoles vayan a Estados Unidos, donde la NCAA les ofrece minutos y buenas condiciones económicas, en lugar de quedarse en la ACB sin jugar. La reflexión es interesante, pero encierra una contradicción que revela un problema más profundo del baloncesto español.
Primero, la realidad es que muchos españoles que cruzan el Atlántico tampoco juegan. En la NCAA, el protagonismo no está garantizado: el talento local tiene prioridad y los extranjeros suelen tener un papel secundario. Además, el estilo de juego y las reglas son distintas, lo que no siempre ayuda a su desarrollo como profesionales europeos.
Segundo, hay que entender que un equipo profesional no puede estar “formando” jugadores en plena competición. En clubes donde cada victoria cuenta, los que más cobran son los que deben estar en la cancha. No se puede pedir a equipos que se juegan la Euroliga o el descenso que den minutos a jóvenes sin experiencia, porque la ACB no es un laboratorio, es una liga de élite.
Por eso, el verdadero problema no está en los entrenadores ni en los clubes, sino en la estructura. España no tiene una NCAA, una liga universitaria o semi-profesional que ofrezca minutos de calidad, formación y proyección. Los jugadores que no logran entrar en la rotación ACB quedan atrapados entre filiales o ligas FEB con poco escaparate.
Hasta que no exista un sistema intermedio sólido, la NCAA seguirá siendo una opción atractiva —no porque sea la mejor vía, sino porque aquí no hay una alternativa equivalente.
El talento español no escasea. Lo que falta es un espacio real donde pueda crecer sin tener que elegir entre jugar o competir.
Predicando en el Desierto
Miguel A Soto








