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*** La cultura deportiva española: negocio hacia fuera, desprecio hacia dentro ***

1. El extranjero como inversión y el nacional como gasto

En España el jugador extranjero suele verse como:

  • producto terminado,

  • apuesta segura,

  • perfil que da rendimiento inmediato,

  • activo comercial y deportivo.

Mientras tanto, el jugador nacional joven se percibe como:

  • un riesgo,

  • una incógnita,

  • un “ya veremos”,

  • un problema de gestión, no una oportunidad de crecimiento.

Resultado:
La cultura deportiva prioriza fichar fuera porque convierte al club en comprador, no en formador.
Y comprar siempre es más rápido que construir.

2. La trampa del negocio: el sistema premia el resultado inmediato

En España se vive partido a partido. Literalmente.

  • Clubes presionados por resultados semanales.

  • Entrenadores que se juegan el puesto en tres malos partidos.

  • Directivos que no quieren asumir riesgos.

  • Aficiones que exigen rendimiento inmediato.

¿Dónde encaja ahí la formación de un joven?
En ningún sitio.

Es más rentable fichar un estadounidense de 27 años que te da 15 puntos por noche hoy, que apostar por un chico de 19 que te dará más… si le dejas.

El problema no es la calidad de los jóvenes.
El problema es que el sistema no les soporta.

3. La cultura del “que los formen fuera”

España ha normalizado un pensamiento peligrosísimo:

👉 “Que se vayan a Estados Unidos, que les den minutos, que los desarrollen… y ya volverán.”

Pero esta lógica tiene un fallo enorme: cuando el jugador se forma fuera… difícilmente vuelve.
O vuelve para ocupar el mismo sitio que rechazaron darle: un rol secundario, testimonial, sin continuidad.

El sistema español quiere talento desarrollado, no talento en desarrollo.
Y eso es exactamente lo contrario que un país serio debe hacer.

4. El doble discurso institucional

Federaciones, clubes y dirigentes presumen de “apuesta por la cantera” en ruedas de prensa, memorias anuales y campañas publicitarias.
Pero luego:

  • No se dan minutos reales.

  • No se les protege en malas rachas.

  • No se les coloca en el centro del proyecto.

  • No se les generan estructuras de transición entre formación y élite.

Es puro marketing.
La cantera se usa para la foto, no para el futuro.

5. El resultado: talento que explota fuera, no dentro

España produce jugadores técnicamente excelentes, pero sin espacio para consolidarse.
El sistema suelta a los jóvenes antes de que terminen de crecer —literal y deportivamente— y luego celebra “su éxito internacional” como si hubiera participado en él.

Es un autoengaño institucionalizado.

6. ¿Por qué pasa esto en España y no en Francia o Serbia?

Porque allí:

  • Hay modelos de desarrollo centralizados (INSEP, Mega Basket).

  • La liga garantiza minutos a los jóvenes.

  • La meritocracia existe: juega el que está preparado, no el que tiene un pasaporte concreto.

  • La paciencia no es una debilidad, es estructura.

En España:
El modelo está descentralizado, fragmentado y dominado por urgencias económicas y deportivas.
Es un ecosistema perfecto para gastar dinero, pero nefasto para producir talento.

Conclusión dura pero real

La cultura deportiva española trata al talento nacional como materia prima barata que se puede exportar, ignorar o aparcar

Y al talento extranjero como producto premium que justifica resultados, titulares y satisfacción inmediata.

Mientras sigamos con esta mentalidad, España siempre será un país que produce promesas, pero muy pocas veces produce proyectos propios de verdad.