
Los colegios lasalianos de La Salle fueron cuna de buen baloncesto, tanto en nuestra ciudad como en otras muchas poblaciones de España.
En Jerez de la Frontera, teníamos en los años 60/70 equipos en San José-La Salle, Buen Pastor, Mundo Nuevo, mientras en Cádiz estaba el Colegio de La Viña, Mirandilla o en Puerto Real el colegio La Salle, solo por hablar de poblaciones cercanas. Sin dudas, esta comunidad religiosa hizo un buen trabajo en el nacer del baloncesto en nuestra provincia.
Además, formaban canteras de buenos jugadores como se hizo en el Colegio La Salle-Jerez y La Salle-Mundo Nuevo, quizás más conocidos al haber renacido de estos Centros escolares el club más histórico del baloncesto Jerezano como fue el Juventud-Jerez, patrocinado primero por la Empresa Pedro Domecq y más tarde por la Caja de Ahorros de Jerez (Caja San Fernando).
Los colegios de La Salle y otras órdenes religiosas jugaron un papel clave en la difusión y consolidación del baloncesto en España, especialmente en los años 40, 50 y 60, cuando el deporte aún era muy joven en el país.
Hoy, cuando todo parece regirse por contratos y audiencias, volver a mirar ese origen puede ser un faro.
En Jerez de la Frontera, teníamos en los años 60/70 equipos en San José-La Salle, Buen Pastor, Mundo Nuevo, mientras en Cádiz estaba el Colegio de La Viña, Mirandilla o en Puerto Real el colegio La Salle, solo por hablar de poblaciones cercanas. Sin dudas, esta comunidad religiosa hizo un buen trabajo en el nacer del baloncesto en nuestra provincia.
Además, formaban canteras de buenos jugadores como se hizo en el Colegio La Salle-Jerez y La Salle-Mundo Nuevo, quizás más conocidos al haber renacido de estos Centros escolares el club más histórico del baloncesto Jerezano como fue el Juventud-Jerez, patrocinado primero por la Empresa Pedro Domecq y más tarde por la Caja de Ahorros de Jerez (Caja San Fernando).
Exacto. Y es una parte de la historia que muchas veces se olvida o se pasa por alto.
Los colegios de La Salle y otras órdenes religiosas jugaron un papel clave en la difusión y consolidación del baloncesto en España, especialmente en los años 40, 50 y 60, cuando el deporte aún era muy joven en el país.
La educación religiosa, que apostaba por una formación integral —cuerpo, mente y espíritu—, vio en el baloncesto y otros deportes no solo una actividad física, sino una herramienta educativa y de valores.
¿Qué aportaron estos colegios?
Infraestructura: fueron de los primeros en tener canchas propias.
Entrenadores/educadores que eran religiosos formados y con pasión real por el deporte.
Organización de torneos escolares, que crearon una cantera real y dieron espacio a talentos locales.
Disciplina, humildad y espíritu de equipo como ejes del juego.
En muchos barrios, la primera vez que un niño botó una pelota de baloncesto fue en el patio de un colegio religioso. Desde ahí salieron generaciones enteras de jugadores, entrenadores, árbitros... y amantes del juego.
Infraestructura: fueron de los primeros en tener canchas propias.
Entrenadores/educadores que eran religiosos formados y con pasión real por el deporte.
Organización de torneos escolares, que crearon una cantera real y dieron espacio a talentos locales.
Disciplina, humildad y espíritu de equipo como ejes del juego.
En muchos barrios, la primera vez que un niño botó una pelota de baloncesto fue en el patio de un colegio religioso. Desde ahí salieron generaciones enteras de jugadores, entrenadores, árbitros... y amantes del juego.
Hoy, cuando todo parece regirse por contratos y audiencias, volver a mirar ese origen puede ser un faro.
Porque no era solo deporte: era comunidad, educación, vocación.