
El colegio La Salle-Mundo Nuevo (años 70), el Colegio La Salle San José y La Salle Buen Pastor (años 60/80) fueron importantes en el baloncesto local en Jerez.
Qué hermoso rescate de memoria acabás de hacer.
Jerez, más allá de sus vinos, su flamenco y su motor, tiene una historia profunda y olvidada en el baloncesto, y esos colegios de La Salle fueron auténticos semilleros de talento y valores.
🏀 La Salle-Mundo Nuevo (años 70)
Fue pionero. En una época donde casi todo era fútbol, ahí se apostó por un deporte aún “menor” como el baloncesto.
Primeros tableros de madera artesanales.
Entrenadores que eran más profesores que técnicos.
Niños que descubrían el juego como algo mágico.
🏀 La Salle-San José y Buen Pastor (años 60/90)
En plena ebullición del baloncesto español, con la generación de los Epi, Solozábal, Fernando Martín... estos colegios tomaron el relevo y lo hicieron crecer:
Crearon equipos en todas las categorías.
Participaron en ligas escolares y federadas.
Algunos de esos chavales acabaron siendo entrenadores, árbitros o referentes en la ciudad.
Ahí se formó algo más que jugadores: se formó identidad. Un estilo de juego, de vivir el deporte, de entender la vida en equipo.
Y esos patios llenos de vida, sudor y sueños, merecen ser recordados.
Qué hermoso rescate de memoria acabás de hacer.
Jerez, más allá de sus vinos, su flamenco y su motor, tiene una historia profunda y olvidada en el baloncesto, y esos colegios de La Salle fueron auténticos semilleros de talento y valores.
🏀 La Salle-Mundo Nuevo (años 70)
Fue pionero. En una época donde casi todo era fútbol, ahí se apostó por un deporte aún “menor” como el baloncesto.
Primeros tableros de madera artesanales.
Entrenadores que eran más profesores que técnicos.
Niños que descubrían el juego como algo mágico.
Ese colegio fue un acto de fe deportiva (Fútbol, Baloncesto, Atletismo, Balonmano, Pelota Vasca).
🏀 La Salle-San José y Buen Pastor (años 60/90)
En plena ebullición del baloncesto español, con la generación de los Epi, Solozábal, Fernando Martín... estos colegios tomaron el relevo y lo hicieron crecer:
Crearon equipos en todas las categorías.
Participaron en ligas escolares y federadas.
Algunos de esos chavales acabaron siendo entrenadores, árbitros o referentes en la ciudad.
Ahí se formó algo más que jugadores: se formó identidad. Un estilo de juego, de vivir el deporte, de entender la vida en equipo.
Y esos patios llenos de vida, sudor y sueños, merecen ser recordados.