GIF LOCALES

*** Del gueto al estrellato: el baloncesto y la nueva forma de explotación ***


El cuerpo negro, símbolo de talento y superación, se ha convertido en la base del mayor espectáculo deportivo del mundo. Pero detrás del brillo de la NBA, aún late una historia de desigualdad y explotación sofisticada.

La diferencia entre la NBA y el baloncesto europeo no es solo cuestión de reglas o de marketing. Está en el tipo de jugador que domina la pista, en la velocidad del juego y, sobre todo, en lo que el sistema ha sabido hacer con ese talento.

La NBA ha construido su espectáculo sobre los hombros de los jugadores negros. Son ellos quienes han definido el ritmo, la fuerza y el salto que caracterizan a esta liga. Su físico, su energía y su manera de entender el juego han cambiado para siempre la forma de jugar al baloncesto.

Pero detrás del brillo del “sueño americano” hay una historia más incómoda. Muchos de esos jugadores vienen de barrios humildes, marcados por la desigualdad. El baloncesto ha sido su salida, su oportunidad, y la NBA ha convertido esa historia en un producto global: el relato del joven negro que, gracias a su talento, asciende desde la calle hasta el estrellato.


El problema es que ese relato, aunque inspirador, también sirve para mantener un sistema que sigue explotando los mismos cuerpos que antes eran marginados. La diferencia es que ahora la explotación es más sofisticada: contratos, marcas, televisión y un negocio multimillonario que se nutre del talento de unos pocos para sostener la maquinaria de un espectáculo planetario.

Mientras tanto, Europa observa y copia. El baloncesto europeo siempre fue más cerebral, más táctico, más pausado. Sin embargo, las nuevas reglas —como el “paso cero” o el saque rápido— han llevado el juego hacia ese mismo modelo de velocidad y físico. El jugador europeo medio, técnico pero menos explosivo, pierde protagonismo ante un estilo que premia el impacto visual y la potencia atlética.

El baloncesto se ha globalizado, sí, pero también se ha mercantilizado. Lo que antes era un deporte colectivo hoy se mueve al ritmo del mercado. La NBA ha conseguido vender al mundo no solo un juego, sino una narrativa: la del triunfo personal como redención social. Y, con ello, ha transformado una historia de exclusión en un espectáculo que genera miles de millones.

El cuerpo negro, símbolo de resistencia y talento, se ha convertido en la materia prima del mayor negocio deportivo del planeta. El paso de las cadenas al estrellato no ha sido una liberación total, sino una evolución del mismo sistema de explotación, adaptado al siglo XXI y envuelto en luces y aplausos.


Predicando en el Desierto
Miguel A Soto