*** !El joven francés crece como un hongo! ¡¡¡223,5 cm!!! ***

Victor Wembanyama, la joven estrella de los San Antonio Spurs, también ha sorprendido este verano. Además de hacerse más fuerte, creció otros 2,5 centímetros. Según datos oficiales del club, el francés de 21 años ahora mide hasta 223,5 cm, mientras que la temporada pasada apareció con 221 cm.
Para los equipos de la NBA que ya están buscando la manera de detenerlo, esta noticia no suena en absoluto alentadora. Con pulgadas extra y su increíble destreza atlética, Wembanyama entra en la temporada como uno de los mejores contendientes al premio al mejor jugador defensivo. Después de pequeños problemas de salud con su hombro, está completamente listo para jugar de nuevo.
¿Más altos o más bajos? El curioso caso de los centímetros en la NBA
Durante años, la estatura ha sido una carta de presentación en el baloncesto, especialmente en la NBA. Pero lo curioso es cómo esa carta se ha jugado de formas muy distintas según la época. Antes, algunos jugadores se restaban centímetros. Hoy, en cambio, parece que se los suman —o al menos, los destacan con orgullo—. ¿Por qué este cambio? ¿Es una cuestión de carácter, de estrategia… o simplemente marketing?
Cuando ser alto era una desventaja (en apariencia)
En décadas pasadas, no era raro que jugadores altos se “encogieran” en los registros oficiales. ¿La razón? Evitar que los encasillaran en posiciones interiores, donde tradicionalmente se ubicaba a los jugadores más altos, aunque tuvieran habilidades de base o alero.
Un caso muy conocido es el de Kevin Durant. Oficialmente medía 2,06 m, pero todo el mundo sabía que estaba más cerca de los 2,10 m (¡incluso se ha dicho que mide 2,13!). ¿Por qué restarse estatura? Porque Durant siempre ha querido ser reconocido por su capacidad de driblar, tirar y moverse como un escolta, no como un pívot lento.
Lo mismo ocurrió con Kevin Garnett y otros jugadores versátiles que no querían ser etiquetados como “hombres grandes” simplemente por su estatura. En una liga que valoraba roles bien definidos, ser demasiado alto podía convertirse en una limitación estratégica.
Hoy en día: cuanto más alto, mejor
En la NBA moderna, todo ha cambiado. El baloncesto evoluciona hacia posiciones más fluidas, y se celebra a los “unicornios”: esos jugadores que combinan talla, movilidad, tiro exterior y visión de juego.
En este contexto, ser extremadamente alto ya no es un problema, sino una ventaja promocional. Y aquí entra un nombre que está cambiando las reglas del juego: Victor Wembanyama.
La joven estrella de los San Antonio Spurs, que ya era una sensación por su mezcla de altura y talento, sorprendió este verano no solo por su mejora física, sino por haber crecido otros 2,5 cm. Hoy mide oficialmente 2,24 m (sin zapatillas). Lejos de esconderlo, se anuncia con entusiasmo. ¿Por qué? Porque ese dato alimenta la narrativa del fenómeno, del jugador “de laboratorio” que solo aparece una vez por generación.
¿Debilidad o marketing?
Entonces, ¿los jugadores que antes se escondían medían menos por inseguridad? ¿Los de ahora exageran por vanidad? No necesariamente.
Antes, los jugadores buscaban evitar prejuicios tácticos. No querían ser metidos en una caja solo por medir más de 2,10 m.
Ahora, con las redes sociales, el marketing personal y la construcción de marca, mostrar (o incluso exagerar) ciertos atributos físicos puede ser parte de una estrategia comercial.
En resumen, no se trata de debilidad de carácter, sino de adaptarse al contexto de cada época. Antes, el silencio era una forma de protegerse. Hoy, la visibilidad es una herramienta de poder.
El caso de Wembanyama: ¿más altura o más mito?
En el caso de Wembanyama, el crecimiento parece natural. Con apenas 20 años, no es raro que aún esté en proceso de desarrollo físico. Pero lo interesante es cómo se presenta ese dato: como parte de una construcción mítica en torno a su figura. Es alto, es ágil, es inteligente, es imparable... y sigue creciendo. Cada centímetro es una noticia.
Para los Spurs, para la NBA y para las marcas, eso no es solo biología: es marketing del bueno.
Conclusión: la altura importa, pero depende de cómo se use
Hoy más que nunca, la altura en el baloncesto es algo más que una medida física. Es un dato que puede moldear carreras, estrategias y narrativas. Lo importante no es tanto cuánto mide un jugador, sino cómo usa —o comunica— esos centímetros.
En el baloncesto moderno, la estatura ya no es una jaula. Es, cada vez más, una herramienta narrativa.