*** Jugadores cada vez más jóvenes en la élite: ¿explotación de menores? ***
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Anticiparse al mercado: ficharlos antes de que se encarezcan o se vayan a la NBA.
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Mostrar que "la cantera funciona", incluso si esos jugadores vienen de fuera, como en este caso.
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Rentabilidad futura: si se consolidan, se pueden vender por mucho más, especialmente si acaban en la NBA o en clubes Euroliga.
Tocas un punto clave: muchos de estos chicos no son producto de la cantera en el sentido tradicional. Son fichados ya con un cierto nivel de formación desde otros países (especialmente del Este de Europa, África, o América Latina).
Luego se les coloca en las categorías inferiores del club, se les da visibilidad (torneos, selecciones, etc.) y se les proyecta como “producto de la casa”. Esto genera una imagen pública favorable: parece que el club tiene un sistema de desarrollo ejemplar, cuando en realidad ha habido una parte importante de “captación” externa.
Marketing y narrativa de cantera
El uso del término “cantera” se ha diluido. En el pasado se refería a jugadores formados desde pequeños (Benjamines, Alevines, Infantiles), pero ahora puede aplicarse incluso a chicos que llegan con 15 o 16 años y debutan a los 17.
El storytelling del club dice:
“Mira qué bien trabajamos la base, aquí está el nuevo talento salido de la cantera.”
Pero eso conviene a todos:
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A los clubes, por prestigio y por ayudas públicas.
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A las federaciones, que ven cómo se “producen” jugadores para las selecciones.
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A los propios jugadores, porque obtienen una plataforma de exposición que no tendrían en clubes pequeños.
Apoyo institucional y retorno económico
Como mencionas, hay apoyo económico de instituciones deportivas (Consejo Superior de Deportes, Federaciones, etc.) que valoran el trabajo de cantera como un criterio clave para la financiación o beneficios fiscales. Por tanto:
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Aunque no todos los jugadores sean realmente “de cantera”, tener una imagen fuerte en ese aspecto es rentable.
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Esto también sirve de excusa cuando se invierte mucho dinero en infraestructuras o proyectos formativos.
¿Formación o escaparate?
Aquí entra el debate ético/deportivo:
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¿Se está formando integralmente al jugador?
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¿O simplemente se le está usando como activo de mercado?
Muchos de estos chicos son sometidos a presión enorme desde muy jóvenes, y no todos llegan. Algunos quedan en el camino, sin estudios ni salida profesional.
ConclusiónUna realidad estructural del deporte de élite moderno. Se ha profesionalizado la “captación y exposición” de talento hasta el punto de que la formación auténtica ha pasado a un segundo plano en algunos casos.
Lo hacen todos los grandes clubes porque el sistema lo permite y la recompensa económica lo justifica.