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*** Roger Brown, uno de los mejores que no pisó la NBA ***

    
Es uno de los más destacados de la historia de la ABA y una gran leyenda de Indiana Pacers, a pesar de no haber jugado ningún partido en la liga de las estrellas.

Roger Brown, integrante del Salón de la Fama y figura legendaria de la ABA, dejó una huella imborrable durante su paso por la liga entre 1967 y 1975. En sus primeros cinco años promedió 20.6 puntos, 7.2 rebotes y 4.5 asistencias, liderando a los Indiana Pacers a tres títulos y siendo elegido MVP de los playoffs de 1970. Su habilidad ofensiva, visión de juego y liderazgo lo convirtieron en una de las estrellas más completas de la competición.




Su carrera profesional tuvo un comienzo difícil. Brown fue vetado por la NCAA y la NBA tras verse vinculado a un apostador implicado en un escándalo de manipulación de resultados, aunque él nunca fue acusado directamente. Obligado a jugar en ligas amateurs en Dayton, finalmente se convirtió en el primer fichaje en la historia de los Indiana Pacers en 1967, iniciando así una de las trayectorias más admiradas del básquet estadounidense fuera de la NBA.

Su impacto trascendió generaciones. George Gervin, una de las grandes leyendas del baloncesto, lo definió como un jugador con “uno de los mejores primeros pasos en la historia”, destacando su inteligencia y dominio técnico. 

Julius Erving y Donnie Walsh también elogiaron su talento, mientras que Reggie Miller lo proclamó “el mejor jugador de la historia de los Pacers” y “el mejor basquetbolista que nunca jugó en la NBA”. 

Brown demostró su grandeza especialmente en los playoffs de 1970, cuando promedió 28,5 puntos por partido y fue decisivo en el título con actuaciones de más de 45 puntos en los juegos finales.

A pesar de que su sanción fue levantada y pudo haber ingresado en la NBA, Brown decidió permanecer fiel a los Pacers y a la ABA. 

Su legado fue finalmente reconocido con su inclusión en el Naismith Memorial Basketball Hall of Fame en 2013, un honor reservado para pocos jugadores que nunca disputaron un solo partido en la NBA. Su historia representa tanto una tragedia deportiva como una reivindicación del talento y la perseverancia frente a la adversidad.