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EL DEPORTE Y LAS DROGAS.

El deporte en la lucha contra las adicciones

El deporte puede ser una gran herramienta para luchar contra el consumo de drogas, esto por distintos motivos:

Muchas personas consumen sustancias para mejorar su capacidad de socialización, el deporte es uno de los mejores métodos para unir a distintas personas y mejorar así la capacidad de socialización de cada persona.

El deporte concurre a incrementar la autoestima de uno mismo a través del continuo reto personal a mejorarse, eliminando así el factor de consumo de drogas por depresión.

Los momentos de ocio son en los que hay más consumo de drogas. Colocándose en este mismo tiempo el deporte 'robaría' así horas al ocio del individuo distrayéndole.




El deporte, en cuanto actividad física intensa, facilita la producción de endorfinas, neuro proteínas que donan al cuerpo y al cerebro una sensación de bienestar, compensando la tristeza debida a la falta de consumo de sustancias estupefacientes.

Los motivos son muchos, es por eso que el deporte es una de las herramientas más poderosas para facilitar la vida a quien ha dejado y quien quiere dejar las drogas.
ORFINAS
La creencia tradicional nos hace pensar que de la participación en juegos y deportes surgen cualidades como la lealtad, la cooperación, el dominio de sí mismo o la fuerza de voluntad. Especialmente los deportes colectivos, pueden proporcionar situaciones formativas que favorezcan la igualdad, la tolerancia, la resolución de problemas en el seno del grupo. 

De hecho, se le reconoce su capacidad como elemento integrador de colectivos inmigrantes, como medio para enseñar responsabilidades a los jóvenes en riesgo, para la prevención y tratamiento de drogodependencias, recuperación social de barrios marginales o potenciador de diversas funciones en personas con discapacidad.
 
 


Sin embargo, desde el punto de vista social y moral, también existen numerosas críticas que cuestionan los valores y las situaciones socio motrices que se dan en la práctica y, especialmente, el modelo deportivo hegemónico proveniente del deporte competición. 

El deporte puede ser una fuente de desarrollo de actitudes y conductas democráticas, pero también fomentar conflictos, violencia, segregación social, intolerancia y exclusión. 

Y desde este punto de vista, si queremos defender el deporte como un elemento formativo y un medio para una socialización democrática efectiva, debemos atender los mensajes que los distintos agentes socializadores están volcando sobre los niños y niñas en edad escolar, precisamente por ser una etapa especialmente sensible en la formación del carácter y la identidad.