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*** QUIENES SON LOS DE LA TRIBU "AHI AHI" COMO HA DICHO UN EX NBA Y QUE A PUNTO HAN ESTADO DE DERROTAR A LOS "MACHOS" EN EL CAMINO A LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE PARÍS ***

 
La recién nacida Sudán del Sur aún llora pero ya empieza a sonreír, haciendo saber al mundo lo que puede llegar a ser a través del baloncesto. Las lágrimas de las dos largas y crudas guerras por las que tuvo que pasar el país más joven del globo hasta independizarse en 2011, las lágrimas de una guerra civil entre 2013 y 2020 de la que todavía quedan restos de violencia, se están tornando en el orgulloso sudor que sus campeones derraman en el parqué.

El pasado sábado, como una resonante proclamación previa a sus primeros Juegos Olímpicos, Sudán del Sur emocionaba al mundo llevando al límite a un Team USA comparable al Dream Team de 1992, sufriendo los LeBron James, Stephen Curry y compañía para derrocar a la irreductible selección africana (101-100). The King tuvo que intervenir para decidir con su tiro decisivo.

La Canadá de Jordi Fernández y la Francia de Victor Wembanyama figuraban en la conversación quizá como los equipos más dotados físicamente para hacer frente al poderío de Estados Unidos, pero Sudán del Sur, aderezándolo con un baloncesto vertiginoso, se reveló legítimamente como el oponente con mejores atributos físicos: a excepción del MVP de la G-League de 2023 Carlik Jones, todos los demás no bajan del 1,96.

Un talento a raudales emanado directamente de cenizas y escombros, de raíces arrancadas y desoladoras historias. Un talento que, a juzgar por las condiciones del país, ha brotado literalmente de la nada.

“No tenemos ninguna pista cubierta de baloncesto en nuestro país”, advertía el ex NBA Wenyen Gabriel, ahora en el Maccabi Tel Aviv, en declaraciones al periodista Cesare Milanti. 

“No tenemos nada de eso, queremos que nuestro país sea respetado. Somos unos cuantos refugiados que nos juntamos durante algunas semanas cada año, dando lo mejor de nosotros, jugando contra algunos de los mejores jugadores de siempre”, dijo Gabriel.

El ex de Lakers y Clippers entre otros, como todos sus compañeros, tuvo que resignarse al dolor de verse desarraigado a la fuerza de su país. Todos y cada uno de los integrantes que integran el equipo de Sudán del Sur para París son hijos de inmigrantes que huyeron hacia mayoritariamente Australia o Estados Unidos buscando una vida mejor o, si nacieron en el país africano, tuvieron que escapar cuando niños.

“Yo me trasladé a Australia cuando tenía 9 años”, recuerda a MD Bul Kuol, parte de la lista final de su selección, encuadrada en el grupo de la Serbia de Nikola Jokic, la Puerto Rico de Jose Alvarado y un Team USA que ya sabe quién es Sudán del Sur.

Kuol, que milita en los Sydney Kings de la liga australiana, desprende incredulidad cuando ve cómo su inocencia de niño enmascaró entonces lo que es pasar la infancia en su país de origen, donde muchos chiquillos tienen que agrupar vacas o ir a pescar, según dijo Gabriel.

"Somos unos cuantos refugiados que nos juntamos algunas semanas cada año"Wenyen Gabriel

“Recuerdo que en Kakuma iba por ahí con más niños, éramos sólo niños y no pensábamos demasiado sobre lo que fuera, sólo estar por ahí y disfrutar juntos. No sabes lo que son las cosas, pero ahora que reflexiono, tío, esas experiencias fueron una locura”, lamenta el interior de 27 años.

“Jugábamos a fútbol con un globo, no hay tiendas de Nike ni nada de eso. Hacíamos un balón con lo que teníamos”, recuerda Kuol.

Sudán del Sur conforma un grupo de jugadores desarraigados que están haciendo crecer el legado de una leyenda desterrada, Manute Bol. El mayor gigante que jamás ha visto la NBA con sus 2,31 tuvo que ser admitido como refugiado religioso en Estados Unidos en 2002 acusado por el gobierno de Sudán de dar apoyo a los rebeldes de Sudán del Sur, el nuevo país por el que Manute se arruinó para darle vida, invirtiendo los casi 6 millones que ganó en la NBA para paliar el sufrimiento de una guerra de la que todos tienen secuelas en una selección llena de refugiados o hijos de refugiados.

Con él se fue cuando ni había cumplido 3 años Bol Bol, quien reencarna a su padre en la NBA con un talento pendiente aún de ser liberado pero tan exuberante y exótico que le ha hecho digno de ser comparado con Victor Wembanyama en cuanto a perfil de jugador por sus diversas habilidades con sus 2,18. Lo dice Shaquille O’Neal, aunque el hijo de Manute, sin protagonismo en los Suns, apenas ha expresado esa calidad a cuentagotas a sus 24 años.

 

 
“Mi tío me introdujo al baloncesto y era muy cercano a Manute”, recuerda Kuol. “Es un tipo que ama a su gente, que ha inspirado mucho a la gente y pasó tiempo con su gente. Es una leyenda”, destaca el alero sobre el que fuera pívot de Washington Bullets, Warriors, Sixers y Heat.

Un jugador del calibre de Bol Bol no ha entrado en la lista final para París como tampoco participó en el pasado Mundial, en el que Sudán del Sur empezó a exponer su fascinante historia al mundo asegurándose su presencia en los Juegos. Una ausencia que es la muestra de la abundancia de talento y de la fuerza de la selección africana, con un marcado sello NBA.

Si bien Manute Bol no llegó a ver a su país independizado al morir por problemas hepáticos pero otros mitos han tomado el testigo para seguir con su legado y reconstruir el país a través del baloncesto. Luol Deng, dos veces All-Star el que fuera jugador de Bulls, Cavaliers, Heat, Lakers y Timberwolves, instigó la revolución de Sudán del Sur en el baloncesto haciéndose cargo del programa en 2020.

 
Luol Deng pasó por los Lakers  

Mientras, desde el banquillo moldea y organiza todo este emergente talento Royal Ivey, ahora asistente de los Houston Rockets tras haberlo sido también de Thunder, Knicks y Nets el ex jugador de Hawks, Bucks, Sixers y también Oklahoma, que ha tenido que lidiar con un sinfín de imprevistos en el nacimiento de la selección de Sudán del Sur, llegando a entrenar en pistas exteriores inundadas.

Con un ya ilustre en la NBA como Wenyen Gabriel ahora en Europa, la cara de Sudán del Sur en la mejor liga del mundo es ahora JT Thor, el ala-pívot de los Charlotte Hornets. Thor nació ya en Estados Unidos.

“Nunca he estado en Sudán del Sur”, contaba Thor esta última temporada a MD en la visita de los Hornets a Toronto.

“Pero mis padres me han contado sobre el país, lo que está pasando, todo por lo que ellos han pasado. No me han contado la historia entera, pero me dijeron que piense por mí mismo y lo descubra por mí mismo. No estoy mucho en política, pero veo que mueren niños y eso no debería pasar”, lamenta el interior. 

La violencia en el país más joven del mundo persiste debido a los enfrentamiento entre el gobierno y la oposición. Sudán del Sur tendrá sus primeras elecciones en diciembre desde que es independiente. Salva Kiir Mayardit ha sido el líder de la nación desde entonces.

Thor reflexiona sobre el impacto del dramático pasado y presente de su país en la pista.

“¿Si nuestra dureza mental es más grande? Sí, hemos pasado por mucho fuera de la pista, y cuando estamos en la pista sólo queremos jugar duro, nada es comparable con lo que hemos pasado fuera. Es baloncesto, es simplemente una oportunidad de salir y divertirnos”, reconoce el interior de 2,06.

“Me da perspectiva de donde vengo”, admite por su parte Kuol. “Los niños en mi país tienen lo peor”, agrega el alero.


Mientras Thor es el sursudanés con más nombre en la NBA, Carlik Jones el que más entra por los ojos como espectacular director de orquesta de la selección africana, el MVP de la G-League de 2023 con el filial de los Chicago Bulls y recién reclutado por el Partizan de Zeljko Obradovic tras militar en los Zhejiang Golden Bulls de la liga china. 

El insolente y escurridizo base de 1,83 salpicó al Team USA con un histórico derroche de calidad de 15 puntos, 11 rebotes y 11 asistencias, convirtiéndose en el primer jugador de siempre en endosar un triple-doble a Estados Unidos.

“¿Ha firmado alguien un triple-doble contra Estados Unidos, sólo curiosidad?”, decía en Twitter con aires reivindicativos Jones, sorprendentemente sin sitio en la NBA a sus 26 años. Apenas ha disputado 10 partidos en la liga estadounidense entre Mavericks, Nuggets y Bulls.

Pero si a alguien pertenece el futuro de Sudán del Sur en la NBA es a Khaman Maluach, un pívot de 2,18 y 17 años jugando en el City Oliers ugandés de la liga africana y proyectado para el draft de 2025, bajo el programa de desarrollo de la liga estadounidense en África. El único quizá de la lista olímpica que pudo pasar una infancia entera en su país de origen, su historia es una de las que hace todavía más seductor del cuento sursudanés.

En una casualidad premonitoria que definiría su destino, un motorista que quedó alucinado con la estatura de Maluach al verle caminar por la carretera le animó a jugar a baloncesto en 2019, cuando el pívot tenía 13 años. Participó en un campus organizado por Deng y posteriormente se unió a la academia que la NBA tiene en Saly, Senegal.

También tienen lazos con la NBA Marial Shayok, con paso por los Sixers, y el ex del UCAM Kacuol Jok (Suns), quien finalmente no ha entrado en la convocatoria final. Jok se quedó sin su padre, general del Ejército de Liberación de Sudán, y su abuelo durante los conflictos. En el sinfín de chocantes relatos que saturan la historia del país también están los de jugadores nacidos en campos de refugiados de otros países, como Nuni Omot, que nació en Nairobi (Kenia).
 
Kevin Durant alaba el milagro de Sudán del Sur

En Estados Unidos escoció que el Team USA sufriera contra la selección africana, que ganaba 58-44 al descanso.

Si bien los comentarios despectivos del díscolo Gilbert Arenas fueron los que tuvieron más eco -dijo que “tiran en sucios cubos de melocotones de mierda”-, pero otros populares figuras americanas como Stephen A. Smith se refirieron también a los escasos recursos del país.

“Es que no tienen pistas cubiertas…”, repitió hasta la sociedad el periodista en su análisis en la ESPN del partido.

Sin embargo, y fortaleza mental al margen, la calidad de Sudán del Sur tiene fundamento. Aparte de los lazos con la NBA, el equipo de Ivey tiene un nutrido de jugadores que juegan en la ascendiente liga australiana, Jackson Makoi, Majok Deng y Sunday Dech y el propio Kuol.

“Está creciendo cada año, es una liga que se está haciendo visible gracias a la buena relación con la NBA. Se está poniendo mucho dinero”, resalta el alero de los Sydney Kings. En la liga australiana jugará también Izan Almansa, que ha firmado con los Perth Wildcats para la próxima temporada tras retirarse del draft.

Equipos de la NBA y de la liga australiana juegan amistosos antes del inicio del curso en Estados Unidos, como hicieron los Cairns Taipans el año pasado en Toronto y Washington, aunque el partido más llamativo fue el que los Adelaide 36ers ganaron a los Phoenix Suns en 2022 (134-124).

Pese al desprecio en Estados Unidos, el Team USA reconoció con deportividad el hito de Sudán del Sur, empezando por Kevin Durant.

“Ellos han construido lo que ellos son ahora y que tengan la oportunidad de representar al país en los Juegos Olímpicos es increíble. Es una hermandad. Me alegro de que podamos darle este protagonismo”, dijo KD en declaraciones a Cesare Milanti.

Steve Kerr también se rindió a la inspiradora historia del país.

“Piensas en lo que este equipo ha tenido que superar para clasificarse para los Juegos Olímpicos, la violencia y todos los obstáculos y es increíble lo que Luol y su Federación han hecho para juntar este equipo. Son muy talentosos y tiran muy bien”, destacó el seleccionador estadounidense.

“Queremos inspirar a la gente, mostrarles que podemos unirnos y celebrar y encontrar paz y alegría"Bul Kuol

Pero para Thor, lo que define a Sudán del Sur no tiene nada que ver con el baloncesto.

“Lo más especial de nuestro juego es el orgullo que ponemos por representar a nuestro país, el más joven”, responde el interior de los Hornets al ser preguntado por la identidad en el parqué de su selección.

Kuol se pone en la piel de los niños y cómo el baloncesto les puede liberar para poner rumbo a la prosperidad.

“Tan pronto como nos hagamos más visibles alrededor del mundo, queremos que los niños se den cuenta de que tienen las habilidades y lo que pueden conseguir. El objetivo es abrir objetivos para las jóvenes generaciones”, subraya el alero, quien un día era uno más de estos niños.

“Queremos inspirar a la gente, mostrarles que podemos unirnos y celebrar y encontrar paz y alegría. El foco está en nuestro país no en el baloncesto en sí, es simplemente lo que podemos hacer juntos”.


TONI CANYAMERAS
Periodista
Toronto