*** La "envidia del pobre" cuando hablamos de la Selección USA de la NBA ***
Esta envidia no es exclusiva de las personas con menos recursos; las personas de cualquier nivel socioeconómico pueden sentir envidia por diferentes razones, como habilidades, talentos, logros, o posesiones de otros.
La envidia es normal hasta cierto punto, ya que es una emoción natural que todos experimentamos en algún momento. Sin embargo, cómo manejamos esa emoción es crucial. La envidia puede llevar a sentimientos de resentimiento o inferioridad si no se maneja adecuadamente, pero también puede ser un impulso para la superación personal si se canaliza de manera constructiva.
Es importante reconocer y comprender las causas de la envidia para poder gestionarla de manera saludable, evitando que se convierta en algo destructivo para uno mismo o para las relaciones con los demás.
La envidia es normal hasta cierto punto, ya que es una emoción natural que todos experimentamos en algún momento. Sin embargo, cómo manejamos esa emoción es crucial. La envidia puede llevar a sentimientos de resentimiento o inferioridad si no se maneja adecuadamente, pero también puede ser un impulso para la superación personal si se canaliza de manera constructiva.
Es importante reconocer y comprender las causas de la envidia para poder gestionarla de manera saludable, evitando que se convierta en algo destructivo para uno mismo o para las relaciones con los demás.
La empatía, la gratitud y el enfoque en el crecimiento personal son algunas formas efectivas de manejar la envidia.
La escena que se encontró un joven Jordan estaba lejos de ser dantesca. A mediados de los 80, entre el 40% y el 70% de los jugadores de la NBA consumía cocaína. Era un problema gigantesco para la liga y para su comisionado, un todavía tierno David Stern, sobre todo tras la muerte por sobredosis del prometedor Len Bias. El asunto se solucionó rápido con una normativa antidroga que se implantó en 1984, el año en el que Jordan llegó a la liga, y se disimuló tras la sonrisa de Magic Johnson, la mala leche de Larry Bird y el carisma del propio Jordan. Con eficacia, Stern resolvió el que había sido el mayor problema de la competición. Hasta ahora.
Adam Silver, sucesor del legendario Stern, se enfrenta a una amenaza enorme, mayor que la que supusieron las drogas en los 80: las apuestas. Y el gran problema es que lejos de plantear batalla contra ellas, la NBA se ha entregado sin pudor a los miles de millones que han llegado procedentes de este sector.
Ha impulsado su entrada en la liga, ha convertido en socios a los operadores de apuestas y, ahora, en el último movimiento, va a implantar las apuestas directamente en la aplicación con la que se ven los partidos, el League Pass. A un solo click, en directo y en apenas unos segundos, la NBA te ofrece la posibilidad de apostar gracias a Fan Duel y Draftkings, sus socios en el sector.